9 Cecilia

Yo me llamo Cecilia y pido colaboración a cambio de estampitas del Sagrado Corazón, San Expedito y San Cayetano en el bajo centro, cerca de calles Godoy Cruz o Las Heras. Todavía recuerdo el día que descubrí la verdadera diferencia entre el bien y el mal. Yo tenía 16 años y un dolor de cabeza impresionante. Me tomé un ibuprofeno líquido y en 15 minutos todo había pasado, fue como el día y la noche, el blanco y el negro. No sé nada de religión ni me interesa tomar partido, sólo veo que la gente queda muy agradecida de recibir una palabra o una imagen que la ayuda en sus momentos difíciles, y para mí da lo mismo que sea uno o el otro. Sé que de alguna forma ayudo a la gente porque ella siente que reciben ayuda extra, y como las prostitutas, contribuyo al bienestar general de la sociedad con un trabajo que no siempre es reconocido ni agradecido. Además otra ventaja de este trabajo es no tener jefes ni horarios y que contra más vieja más convincente. Soy como una especie de sacerdotisa y vendedora ambulante y siempre me visto teniendo en cuenta esa extraña mezcla: algo práctico y algo enigmático y aros siempre redondos que son mis preferidos.